No entraba en mis planes releerme esta tetralogía, al menos este año, pero cuando Javier Ruescas e Iria G. Parente propusieron hacer una lectura conjunta durante la segunda semana de cuarentena pues no pude resistirme. Y bueno, ellos leyeron solo el primer y yo tuve que seguir, porque ya que me ponía pues los tenía que releer todos.
Crepúsculo fue traducida a más de treinta y siete idiomas, además de vender más de 25 millones de copias y yo siempre he dicho que fue una de las sagas que me dio un empujón como escritora. Cuando me leí los libros, que fue unos años después de que decidiera ser escritora, recuerdo que pensé que si Meyer había conseguido llegar hasta ahí pues yo también podía. A veces se me ha malinterpretado, pensando que voy por el lado de la crítica, pero no. Lo mío va más a la admiración por haber conseguido llegar tan lejos con su primera novela, sin contactos, nueve rechazos y cinco cartas ignoradas. Stephenie Meyer revolucionó la literatura vampírica y de eso os voy a hablar luego, pero me parece que es admirable lo que logró. Así que sí, es una de mis inspiraciones como autora.
La relectura podría decirse que fue reveladora. Había olvidado muchísimas de las cosas y me quedé completamente sorprendida al ver que mi recuerdo pertenecía a la película y no a la novela, además de que había cosas de las que ni me acordaba. Por supuesto, también me vi las películas aunque solo las dos primeras y aún no he podido seguir viéndolas, aunque de eso no voy a hablar hoy.
Tras todo el fenómeno, la saga Crepúsculo quedo relegada al "guilty pleasure" de mucha gente que no se atrevía a admitir que el libro le seguía gustando o que se seguía divirtiendo viendo las películas. Pasó de ser la historia de moda a ser una de las más criticadas u odiadas, ¿pero realmente se lo merece? Es cierto que tiene unos cuantos problemas y que, en ese momento, no todo el mundo supo ver, pero aún así fue desmedido. Recuerdo que yo tuve una pequeña lucha interna, porque por un lado me lo pasaba bien con la historia, pero por otra la parte de los vampiros y cómo son caracterizados no me gustaba demasiado. Al final acordé conmigo misma que ignoraba un poco la parte vampírica y me centraba en el romance.
Y por supuesto, ese fue un error enorme.
¿Por qué digo yo que fue un error? Porque en realidad, nos guste o no, Meyer innovó en ese tema y creó un nuevo tipo de vampiro. Y esto es muy difícil, ¿o no nos pasamos el día diciendo que ya está todo inventado? Pues Meyer consiguió coger a una criatura como el vampiro, del que parece que no se puede decir nada nuevo, y le hizo brillar, literalmente. El tema de la sangre se ha explorado muchas veces y en ese tema ya innovó Charlaine Harris en True blood, con la sangre en las botellas tipo coca cola. ¿Pero en el aspecto? Hizo que muchos nos riéramos, yo entre esa gente, pero si te paras a pensarlo fue algo nunca visto. Y también hay que saber apreciarlo. Aunque sigue pareciéndome un horror, no os voy a mentir.
No suelo hablar mucho de este tipo de literatura por aquí, pero me encantan los libros sobre vampiros. Es mi criatura sobrenatural favorita y siempre he estado un poco obsesionada, aunque lo estaba más hace unos años cuando aún tenía más tiempo para leer mil cosas. Ahora me paso el día leyendo lo que tengo en la pila pendiente porque parece que nunca se acaba. Y sí, me encantan los de Anne Rice, pero bueno, demosle a Meyer el reconocimiento de haber hecho algo que nadie podía imaginarse.
Edward Cullen y Bella Swan |
En cuanto a los personajes, mi mayor sorpresa fue Bella Swan. Recordaba que Edward era un stalker y tenía unos cuantos problemas que debería tratar con un psicólogo, pero lo que no recordaba era que Bella Swan era tan insoportable y mala. En la película la suavizan muchísimo, porque la de los libros es una criticona que trata mal a todo el mundo, una creída y dan ganas de tirarla por unas escaleras o algo. De verdad que lo que peor llevé fue todas las veces que Swan trataba mal a la gente, porque me daban tanta pena sus amigos. Y cuando manipula a Jacob me dio tanta rabia, porque sabe lo que hace en todo momento. Tampoco ayuda que su forma de expresarse sea la de una señora de cincuenta y no la de una chica de diecisiete años, pero bueno, entiendo que le quisiera dar esa personalidad de señora mayor amargada en el cuerpo de una adolescente. En cuanto al resto de personajes, me sigue gustando muchísimo Jasper del que se sabe mucho más en los libros y aprecio muchísimo más a Charlie, un hombre que tiene que aguantar tantas cosas...
También me he dado cuenta de muchas otras cosas, aunque no sé si será por la edad o por mi grado, pero en cada página de Crepúsculo se puede ver la creencia de la autora, que por si no lo sabéis es mormona. La novela al final gira un poco alrededor de eso, de ceder ante el pecado o no, de la existencia del alma, del infierno... Y me parece muy interesante porque en aquel momento ni me di cuenta, y cuando me fui dando cuenta era como "hala, acabo de ver lo que has hecho aquí. Muy lista, Meyer". Como la portada de Crepúsculo, en ella sale una manzana que sería la de Adán y Eva. Y os aseguro que si os ponéis a rebuscar un poco más en la novela os encontraréis un montón de referencias.
En cuanto a la historia en sí, siempre es divertidísima leerla y yo me río muchísimo. Pero también veo su importancia. No solo supuso una revolución en cuanto al concepto de vampiros, sino también en la novela juvenil donde este tipo de criaturas no solía aparecer —y no hablemos ya del conflicto de Bella y Edward durante todos los libros, un tema que se toca aún menos. Crepúsculo supuso meter algunos temas de la novela adulta en la juvenil, de la mano de un vampiro de ciento y pico años y de una chica algo insoportable que se enamoraba perdidamente de él. Además, también se toca el tema de los metamorfos (en este caso, hombres lobos), de la imprimación y de un tema muy peliagudo.
¿Cuál es ese tema? Bueno, resulta que los metamorfos de este libro pueden imprimarse de una persona y a veces es cuando son ya mayores, pero otras es cuando esa persona es tan solo un bebé. Y sí, es algo que pasa en dos ocasiones y que ha dado bastante que hablar porque muy normal no es. Meyer intenta disimularlo diciendo que no, que es un amor familiar y que solo se vuelve romántico cuando el bebé crece. ¿Pero no le pareció problemático? No sé qué se le pasó por la cabeza, la verdad. En Amanecer es cuando más se explora este tema y da escalofríos, la verdad.
Dejando eso a parte, sí que es cierto que Crepúsculo fue un libro importante para la literatura y es una pena que no se le reconozca lo suficiente este hecho. Una novela no tiene porque ser increíblemente buena para cambiar las cosas, también puede ser normalita y hacerlo, que es lo que pasa en esta parte. Tampoco está bien quitarle el mérito de conseguir enganchar a varias generaciones a la lectura. Lo consiguió Harry Potter unos años antes y Meyer volvió a conseguirlo, logrando un fenómeno fan muy intenso que se quedaría en este mundo literario. Supongo que se mezcló un poco el ser una novela romántica y estar dirigida a jóvenes, dos cosas que no suelen gustar a los "entendidos".
Y ahora me gustaría saber si participasteis en la lectura conjunta y si no lo hicisteis, si la leísteis en su momento y qué os pareció.
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