Antes de empezar os recomiendo que le des a play al vídeo y dejéis que sea vuestra banda sonora mientras disfrutáis de la lectura. Os advierto que la he escrito mientras sonaba la canción y que he dejado que salga lo primero que me pasaba por la cabeza así que a saber qué tonterías habré puesto. Espero que os guste. ¿Queréis leerlo?
No me arrepiento de nada, ¿sabéis? Les conocí cuando tenía los diecisiete recién cumplidos. La primera impresión que me dieron es que eran unos estúpidos. La segunda que les faltaba un tornillo. Y la tercera... a la tercera me enamoré de él. Se llamaban Roy y Frank, eran hermanos y vivían al otro lado del río, la zona a la que no me dejaban ir mis padres. Decían que aquella era la zona baja y que las personas de nuestra clase no se juntaban con ellos. Cuando les conocí no sabía de dónde venían. Estaban riéndose en medio del puente. Desprendían una alegría que me contagió desde el principio, aunque fingía que no. Me choqué con Frank cuando, sin mirar, retrocedió para tratar de sacar una instantánea a su hermano. "Ya verás lo guapo que vas a salir, caraculo", le decía mientras caminaba de espaldas. Estaba tan concentrada en observarles que no me di cuenta de que íbamos a chocar. Ambos acabamos en el suelo y él comenzó a reírse. Aún llevaba la lomo en su mano y, sin pensárselo, me tomó una fotografía. "Hay cosas que no hay que olvidar", me dijo sonriendo. "¿Qué cosas?", le pregunté. "Tu cara y, por cierto, se te ve el sujetador rosa", los dos hermanos comenzaron a reírse y yo me puse furiosa. ¿A qué venía eso? No era la clase de cosas que se le decían a una señorita, así que me puse de pie, me arreglé la ropa y volví por donde vine. La segunda vez que les vi fue en mi cafetería favorita. Estaban con unos amigos y cuando me vieron comenzaron a silbarme. "Estúpidos", y me fui de allí, decidida a ignorarlos. Y la tercera... la tercera fue cuando todo sucedió. Aquel día decidí ir al jardín del museo de bellas artes pues me encantaba leer ahí. Me había puesto un largo vestido azul, discreto. Perfecto para pasar una mañana leyendo sin pensar en nada más. Iba de camino, soñando despierta con la historia que estaba devorando, cuando me encontré con ellos. Iban también al museo, y caminaban delante de mí, conversando y dándose codazos cariñosos. De vez en cuando soltaban una carcajada, que conseguía que sonriera un poco. Me fui acercando poco a poco, curiosa por la conversación que mantenían. Al parecer estaban hablando de lo que les pasó con una chica. Habían intentado llamar su atención un montón de veces y las dos que lo habían conseguido ella les había mandado a freír espárragos. La primera vez que Frank la había visto fue en una tienda de ropa donde trabajaba su madre. La segunda en el puente. Y uno de ellos había caído encima de ella. No pude evitar soltar una carcajada al notar que estaban hablando de mí y ambos me oyeron, girándose para averiguar quién había soltado tremenda risotada. Nada más verme, sonrieron y se miraron. "Esta vez no te vas a escapar, querida", dijo Roy, que me hablaba por primera vez, "la verdad es que eres una mujer bastante difícil". "Sería muy aburrido si cayera a vuestros pies desde el principio, ¿no? Nos dormiríamos todos del aburrimiento". Frank sonrió ante mi comentario y yo no pude evitar sonreír con él. No me había fijado hasta aquel momento, pero era bastante guapo. Su hermano, en cambio, parecía estúpido con aquel sombrero. "¿A dónde vas?", me preguntó aún con la sonrisa en el rostro."¿Vosotros?" contrataqué. "Al museo, a ver mi pieza favorita. Echo de menos observarla", responde Frank, "tu turno". "Iba al jardín del museo a leer un poco". Ambos se miraron y la sonrisa de Frank se amplió. "Dame la mano", me la tendió y observé que tenía pequeños callos en los dedos, seguramente del trabajo artesano que desempeñaba. "¿Por qué?", pregunté, dudosa. ¿Y si me hacían daño? "Quiero presentarte a alguien". Lo dijo con un tono tan honesto que no dudé más. Cogí la mano que me tendía y echamos a correr hasta el museo. Todos nos miraban escandalizados. ¡Una chica con dos hombres! A saber lo que estaban pensando. Corrimos y corrimos y cuando nos faltaba el aire llegamos al museo. Paramos dos segundos y echamos a correr por el interior del museo. Recorrimos pasillos, salas, y dejamos atrás muchos cuadros. Tan solo paramos cuando estuvimos delante de la Ophelia de Millais . "Querida, te presento a esta bella señorita. Aún no sé su nombre pero llevo días persiguiéndola, y parece que seguiré unos días más, a pesar de haberme dado un respiro por hoy. Te dije que era guapa, ¿eh? Incluso más que tú", no podía creérmelo, me había traído hasta mi obra favorita. Miles de cuadros guardados en este lugar y me traía hasta el que más me cautivaba. ¿Quién era él? "Hola, Ophelia, me llamo Titania, es un placer conocerte". Y aquello marcó una diferencia. Quizás creáis que fui estúpida, que me fié de un hombre al que ni conocía pero le cogí la mano miles de veces más. Cada vez que nos encontrábamos, él me la tendía, yo la aceptaba y me llevaba de un lado a otro corriendo. Recorrimos la ciudad varias veces y, cuando eso no nos bastó, también el campo. Estuvimos así durante años. Tantos años que me acabé casando con él.
Resto de participantes: AQUÍ
Resto de participantes: AQUÍ
Ay, ay, ay. Qué escena tan bonita. ¡Me ha encantado, Lore! Estas cosillas de inspiración en otras épocas y con museos y con amor... ay, es justo lo tuyo. Lo haces con una sencillez y una naturalidad envidiables. Creo que has cogido la foto y la canción más apropiadas.
ResponderEliminar¡Un beso (y sigue así)! ♥ç
Étincelle
Que bonito!! Te ha quedado muy romántico todo <3<3<3<3 y he disfrutado mucho con la lectura. Quiero leer muchas más cosas así :)
ResponderEliminarUn beso
Angie
Simplemente hermoso. Una escena cotidiana cargada de sentimentalismo y una narración suave y elegante. He disfrutado mucho leyendo este relato :)
ResponderEliminarUn relato ágil y alegre, que me parece que refleja bien lo que transmite la imagen :)
ResponderEliminarSaludos!
Me ha encantado este relato, en serio. Combina genial con la canción y le da un sentido a esa obra, es muy divertido verlo, bastante gracioso y que se lee de una sentada sin poder apartar la vista de las obras.
ResponderEliminarTe ha quedado muy bonito, en serio.
¡Un besín!
Jo, que bonito ♥ Me ha gustado mucho y has logrado una historia muy hermosa, es enternecedor saber la historia que dio lugar a un matrimonio. Estaré pendiente de leer más textos tuyos porque me gusta como has escrito este relato.
ResponderEliminarUn abrazo de papel,
María